¿Cual es el reto de la MUD para 2017?
Uno de los grandes retos que tuvo la oposición venezolana ante el gobierno de Hugo Chávez fue el desarrollar una estrategia efectiva que enfrentara el innegable carisma y popularidad que Chávez tuvo durante su gobierno, una estrategia que solo se pudo concebir y desarrollar cuando quedo claro que solo uniéndose la oposición venezolana se podría lograr avances que ningún partido, por su propia cuenta podría lograr (no luego de la anti política de la década de los 90 y la hegemonía del chavismo de los 2000). Esto permitió el nacimiento de una unidad en lo electoral y en lo político que tuvo su mayor éxito el 6 de diciembre de 2015 cuando la oposición, aglutinada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), logro ganar la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional de Venezuela (legislativo unicameral). Pero esta demostración clara de unidad electoral ha demostrado una carencia a lo largo del 2016, falta de unidad en la estrategia y ante el público.
Pero, antes que nada, comencemos con lo positivo. El éxito de lo que podríamos llamar “unidad electoral” ha dado a la oposición victorias importantes ante el gobierno, por ejemplo, en la reforma constitucional propuesta por Hugo Chávez en 2007 y las legislativas de 2015 que han frenado (o al menos ralentizado) los planes del gobierno para la implantación de su “socialismo del siglo XXI” en Venezuela, al lograr que todos los partidos miembros de la MUD trabajen en conjunto para lograr ganar frente al enorme ventajismo que el gobierno y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tienen. Esto ha llevado a que, en 2016, la gran mayoría de políticos venezolanos ya no ponga en duda la necesidad de mantener una unidad en la oposición venezolana, de actuar en conjunto para defender la democracia y lograr implantar las medidas que Venezuela necesita para responder ante la crisis y colapso de la economía y sociedad que el modelo económico y político implantado por el chavismo han generado. Esto también ha llevado a que los partidos de oposición encuentren mecanismos para llegar a acuerdos dentro de la MUD que les ayude a establecer quien se ocupara de que, tanto dentro de la MUD como en la Asamblea Nacional (AN), así como a establecer acuerdos y agendas dentro del legislativo, todos elementos muy necesarios para un país que necesita recuperar la idea del diálogo y negociación entre los partidos políticos ante la forma cada vez mas autoritaria de ejercer el poder de parte del chavismo en los últimos años.
Pero, aunque esta unidad electoral y política son necesarias para el éxito de la estrategia opositora, 2016 evidencio una carencia que todavía presentan: falta de unidad en lo estratégico. La MUD tardo varios meses en asumir una sola estrategia para enfrentar al gobierno luego de asumir la mayoría absoluta de la AN el 5 de enero de 2016, comenzando inicialmente a actuar en varias rutas para lograr la culminación del gobierno de Nicolás Maduro antes de decidirse por una sola, siendo estas el enmendar la constitución, exigir su renuncia y el referéndum revocatorio (siendo esta ultima la que finalmente se elegiría). Al mismo tiempo, y a lo largo del año y con cada vez mayor frecuencia, se han mostrado diferencias entre los distintos partidos; críticas y acusaciones, claro rechazo de unos a la actuación de otros; estas diferencias han dado, a los ojos del público, la impresión que dentro de la MUD “cada quien va por su lado”, de que solo se están defendiendo cuotas de poder de cada partido y que no hay una estrategia sólida para enfrentar al gobierno, y menos aún decidida y apoyada en unidad.
Esto me parece aún más grave porque, si vemos el bando contrario, el del gobierno y el PSUV, y observamos que sucede todo lo contrario. Hay muchos rumores de diferencias entre distintos grupos dentro del gobierno, de enfrentamiento y luchas por el poder, de bandos claramente diferenciados y formados dentro del PSUV. Pero son esos, rumores, informaciones dichas por periodistas con fuentes anónimas o personas en redes sociales, pero lo que importa, mas allá de que sea verdad o mentira es lo que se ve a los ojos del público: una solidad unidad chavista alrededor de Nicolás Maduro que apoya sin critica o duda al gobierno, que, a la hora de tomar y aplicar decisiones, se hacen y/o aplican en unidad, y si existen diferencias o peleas, pues se hacen en la privacidad del hogar, lejos de la mirada pública.
Y esto último es precisamente lo que debe lograr la MUD. No es cuestión de que no exista debate, que no se enfrente ideas, de que no haya diferencias. A fin de cuentas, la MUD no es sino una coalición de partidos políticos que se supone busca defender las libertades y derechos propios de la democracia, de distintos origines e ideologías, unida para hacerle frente al poder y recursos del gobierno de una forma que ningún partido opositor, por si solo, puede hacer hoy en día. El debate, las discusiones y las negociaciones, por ende, son un elemento natural dentro de la MUD. Ni siquiera es solo que las normales diferencias, peleas y luchas entre cada partido sean públicas, ya que si algo debe recuperar el país es que en una democracia los partidos tienen diferencias. Lo que hace daño a la MUD es que dan la impresión de que esas diferencias les impide decidir una estrategia para actuar frente al gobierno, que las diferencias hacen que quienes no apoyasen una decisión alcanzada en la MUD la critiquen abiertamente ante el público, y que estas diferencias den la imagen de una oposición incapaz de actuar realmente unidad más allá de ganar elecciones. Así como 2016 es el año en que nadie pone en duda ya la necesidad de mantener la unidad de la oposición, 2017 debe ser el año en que se vea la importancia de que dicha unidad va más allá de lo electoral, de que no es cuestión de que no haya diferencias entre los miembros de la MUD, sino de que esta decida algo, se mantenga una sólida unidad entorno a dicha decisión, y que si tiene alguna crítica entorno a ella, se haga de forma que la necesaria imagen de una sólida unidad opositora no se vea afectada. Solamente manteniendo una imagen de verdadera unión entorno a una estrategias y objetivos claros, la oposición venezolana podrá hacerle frente a la imagen de unidad que el PSUV ha logrado, hasta el día de hoy, mostrar al público.