Estados Unidos. Su decadencia y el nuevo orden mundial

Estados Unidos. Su decadencia y el nuevo orden mundial

Desde el final de la Guerra Fría, Estados Unidos ha sido la potencia indiscutible del mundo pero, ¿que veremos ahora con el auge de Rusia y, en especial, de China.

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El siglo XXI está siendo testigo de un cambio importante en el orden internacional, uno que involucra el nacimiento de un nuevo orden mundial. Pero a diferencia de lo visto en el siglo XX, donde vimos como Estados Unidos reemplazó a Reino Unido, y eventualmente quedó como única superpotencia indiscutible, nuestros días están viendo un orden internacional más complejo, entre unos Estados Unidos que poco a poco pierden su liderazgo, frente al poder en auge de Rusia y China.

Pero antes que nada, expliquemos rápidamente como llegamos al actual orden mundial. Tras la Segunda Guerra Mundial, la derrota de las naciones del Eje, y el desgaste que el conflicto significó para el Reino Unido y Francia, llevaron a que Estados Unidos tomará el papel de liderazgo como la potencia económica, militar y política de las naciones democráticas liberales y economías capitalistas, mientras que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) asumió ese papel para las naciones de corte dictatorial comunistas de economía centralizada. El mundo quedaría dividido en dos en la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la URSS (cada uno con sus respectivos aliados), conflicto que terminaría con la desintegración de la segunda y el fracaso del comunismo real a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90.

De esta forma, Estados Unidos quedaría como la única superpotencia del mundo, sin competencia alguna capaz de enfrentar su poder. Pero así como le sucede a una empresa que logra el monopolio del mercado, Estados Unidos se hizo muy grande, muy lenta para poder enfrentar la economía en auge de China y el lento regreso del poder ruso en la era de Putin, situación que solo empeoro con la pérdida de la autoridad moral de Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush (la invasión de Irak y las torturas de la CIA, por ejemplo) y la crisis financiera mundial de 2008. Y así como le sucede a una empresa monopólica cuando le surge una competencia más eficiente y competitiva, el poder estadounidense se ha visto mermado frente a estas dos naciones.

Pero no nos dejemos engañar. En el futuro previsible, Estados Unidos seguirá siendo el país más poderoso del mundo, una potencia de un poder indiscutible; no en vano, de los 10 países con el mayor gasto militar del mundo, Estados Unidos lidera la lista con un gasto mayor a los otros 9 países sumados. Pero siguiendo el ejemplo de la empresa monopólica, ellos son como el Microsoft de los países: dominaron de forma aplastante en los 90, y aunque siguen siendo uno de los más grandes y poderosos de nuestros días, ahora deben compartir el poder con empresas como Apple, Samsung o Google.

Así, Estados Unidos seguirá siendo por sí solo, el país más poderoso del mundo en comparación a cualquier otro, pero ya no dominará como superpotencia solitaria como sucedió en el pasado. El siglo XXI verá cómo deberá compartir el poder con potencias regionales como China y Rusia, que están reclamando cada vez más control de lo que consideran su «esfera de influencia» (el sureste asiático y el pacífico con China, Europa Oriental con Rusia), y esto sin olvidar la existencia de bloques regionales como los distintos organismos en Latinoamerica, o la Unión Europea.

Por ende, más que solo limitarnos a ver a Estados Unidos como una nación que pierde poder, deberíamos también ver que la época de EE.UU. de dominar el mundo sin competencia alguna esta acabando, que ahora debe vivir en una realidad donde países como Rusia y China pueden hacerle frente en lo político, militar y económico (esto último más que nada en el caso de China). Por esto, más que cegarse ante esta realidad como está haciendo el Presidente Electo Donald Trump (y que precisamente, podriamos considerarlo una respuesta de quienes se niegan a reconocer la nueva realidad mundial), Estados Unidos debe adaptarse a la nueva época en la que estamos entrando, y convivir con un mundo donde ya no es la potencia indiscutible que fue hace 20 o 30 años.

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