Los Deberes de un Presidente en una Democracia
Viendo el auge de presidentes y líderes populistas en todo el mundo, debemos preguntarnos: ¿Cuáles podríamos considerar que son los deberes de un presidente en una democracia?
Siendo alguien que ha vivido la mitad de su vida en la Venezuela gobernada por el régimen chavista liderado actualmente por Nicolás Maduro, y con el auge en varios países de lideres y partidos populistas, es imposible no pensar, aunque sea por un momento, cuáles deberían ser las prioridades de un presidente bajo un régimen democrático.
Uno de los primeros deberes que debería defender esta en recordar la diversidad de su sociedad. Ningún país del mundo es homogéneo, ninguna sociedad tiene a todos y cada uno de sus habitantes con las mismas ideas, costumbres o religiones. Un presidente democrático debe recordar esta variedad propia de toda sociedad, buscando proteger el derecho de cada persona de pensar distinto, y buscando maneras de incentivar el dialogo entre los distintos grupos de una sociedad, para mantener la buena convivencia entre todos, y lograr soluciones a los problemas nacionales que la mayoría pueda aceptar.
En esta misma línea, un presidente democrático debe recordar que gobierna para todos los ciudadanos, no solo para quienes le apoyan. Es común, en lideres populistas, que prioricen el gobernar de forma que solo se beneficien sus seguidores, en detrimento de todo aquel que se le oponga (y si es un líder autoritario, o abiertamente dictador, no es raro que persiga a la oposición). Cuando un presidente populista tiene el apoyo de la mayoría de la sociedad, esto puede que no sea tan perjudicial (al menos si ignoramos si lo que se hace es sostenible en el tiempo), pero cuando este líder populista tiene el apoyo solo de una minoría, es cuando termina ejerciendo políticas públicas que no solo no buscan proteger el interés común de la sociedad, sino que perjudica a la mayoría de la población. Un ejemplo claro de esto es Venezuela, donde Hugo Chávez gobernó solo para sus seguidores, pero al tener un gran carisma y políticas públicas que beneficiaban a los mas necesitados, hacia que sus seguidores fueran mayoría en la sociedad, y se crease una falsa sensación de bienestar en él país; por el contrario, Nicolás Maduro, al haber recibido una economía en crisis, y haberla empeorado con sus políticas, lo ha hecho enormemente impopular, y hecho que este solo gobierne solo en pos de mantener el apoyo de la pequeña minoría que todavía lo apoya, aun si sus políticas empeoran más la crisis existente.
Y ya que tenemos el ejemplo de Venezuela en la mente, otro deber de un presidente democrático es el de defender y proteger la institucionalidad de su país. Una república democrática existe, en parte, para proteger a la sociedad de los abusos que un Estado sin control puede cometer. De ahí la separación de poderes, el control entre los mismos, la existencia de instituciones independientes. Un presidente consiente de su deber, no solo debe proteger todo esto, sino respetarlo, ya sea en los momentos en que el resto de poderes e instituciones lo apoyen, o ya sea que le adversen.
Puede que todo esto sean, en principio, ideales que ni siquiera en las mas solidas democracias es cumplida a cabalidad, pero estos y otros ideales considero que deben ser siempre recordados, que debemos siempre tratar de aspirar a seguirlos, y de exigirlos a quienes ejercen el poder. No es cuestión de engañarnos y creer que puede existir un gobierno perfectamente democrático que siga todos los ideales de la democracia, porque nada creado por el ser humano es perfecto, y la realidad política y el interés nacional pueden obligarte a desviarte de estos; pero si una persona no gobierna recordando estos ideales, y aspirando a tratar de alcanzarlos, aun cuando sea consciente de que jamás lo logre por completo, y reducimos nuestros actos a lo meramente practico o cómodo, nos arriesgamos a tener gobiernos que solo tengan la fachada de la democracia, pero sin respetar o creer realmente en alguno de sus principios.