Moralidad vs Pragmatismo en la Política

Moralidad vs Pragmatismo en la Política

 

Hace pocos días el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución que pide fin a los asentamientos judíos en territorios palestino, considerados tanto por la ONU como por la Corte Internacional de Justicia como contrarios al Derecho Internacional. Pero la idea de comenzar este articulo hablando sobre esto es por una conversación con unos conocidos en Facebook hablando sobre esta noticia, y donde pude observar que surgieron dos opciones contrapuestas sobre cuál debería ser la actuación del gobierno Israel ante su conflicto con Palestina, no solo aplicables a este caso, sino a la política en general: actuar moralmente, o actuar únicamente guiado por el pragmatismo.

Considero que, en la política, más aún si crees realmente en todos los ideales que hoy en día se asocian a la democracia, el actuar moralmente seria que tus actos estén en concordancia con los ideales que defiendes, que sirvan al bienestar general de la población y no se contradigan con elementos tales como la Libertad y los Derechos Humanos que, como demócrata, deberías defender. Por el lado contrario, el actuar de forma pragmática sería el usar todos los medios a tu alcance para lograr tus objetivos, ya sean personales o nacionales, sin importar que clase de método o acto se deban realizar para conseguirlos. Con esto, no busco decir que necesariamente una opción sea mala y otra buena per se, pero si mostrar como el usar en exceso uno u otro puede ser perjudicial (en un caso) o malo (en el otro caso).

Volviendo a la noticia de lo sucedido esta semana en la ONU referente a los asentamientos judíos en Palestina, podríamos señalar como el actuar de Israel en contra del pueblo Palestino no solo ha hecho difícil lograr avances importantes en las conversaciones diplomáticas entre ambos, sino afectado al pueblo Palestino de una forma que estos jamás podrían contrarrestar; no en vano Israel es una de las naciones más poderosas de Medio Oriente, una potencia regional, que por su actuar ciego en pos de sus intereses nacionales en detrimento de todos los demás, en específico de los palestinos, prácticamente los está convirtiendo en los “villanos” de esta historia a los ojos de la comunidad internacional.

Pero luego está el caso contrario, el que olvida que la nación de Israel nació en una región donde prácticamente todos sus vecinos detestan su mera existencia, que fueron a guerras para poder aniquilar a Israel en más de una ocasión y que han tenido que luchar contra todos ellos para poder asegurar su existencia y seguridad, y todo esto después del horror que significó el holocausto causado por los Nazis que buscaban acabar con el pueblo judío; con este escenario en mente, con la idea permanente de que la existencia no solo de tu nación, sino de tu pueblo está bajo amenaza constante, es normal que tu, como gobierno de israel, tengas como tu única prioridad actuar de forma pragmática para asegurar la seguridad de tu nación y tu pueblo sin importar el método o la opinión de la comunidad internacional, al que no es raro que le sea difícil ponerse en los zapatos de Israel en esta situación.

Pero este ejemplo me lleva a lo que considero que no solo es el error de Israel, sino el de muchos políticos en general: centrarse exclusivamente en lo pragmático. Cuando aplicas la idea de que el “fin justifica los medios”, y haces todo lo que sea necesario para lograr tus intereses, en el caso particular de cualquier nación democrática, terminas creando contradicciones y enemigos que luego te perjudicarán tarde o temprano. Por citar otro ejemplo sobre este tema tenemos a Estados Unidos, que durante buena parte del siglo XX, intervino directamente e indirectamente en América Latina para asegurar los intereses norteamericanos en nuestra región, apoyando en ocasiones golpes de estado y dictaduras para asegurar estos intereses, más aún cuando comenzó la Guerra Fría entre EE.UU. y la URSS. Pero aunque esto les dio beneficios en el corto y mediano plazo, a la larga, lo único que terminaron logrando fue ganar resentimiento, desconfianza y hasta odio de muchos latinoamericanos contra los Estados Unidos; solo hay que ver como muchos terminaron confiando más en la dictadura comunista de Cuba que en la democracia que se supone representa los Estados Unidos.

¿Cómo le podemos vender al mundo que los ideales de democracia y de derechos humanos que países como Estados Unidos e Israel se suponen simbolizan deben ser respetados si precisamente estos dos países, en muchas ocasiones, han dado la imagen de violar estos principios cuando les conviene?, ¿Cómo podemos defender Israel como la víctima si ante los ojos del mundo más bien parecen el victimario de la historia?, ¿Cómo evitar que la desconfianza hacia las democracias occidentales aumente en regiones como Medio Oriente si la gente, que no es estúpida, ve y sufre estas contradicciones y actúa en concordancia?. Estas son cuestiones que me preocupan y considero deberían ser tomadas en cuenta por muchos políticos en naciones que se llaman o consideran democráticas, ya que solo en naciones como Rusia o China, con gobiernos poco o nada democráticas, se pueden dar el lujo de ser ciegamente pragmáticos en sus actos (como Rusia y su estrategia adoptada en la Guerra Civil Siria), al ser estas naciones abiertamente críticas de las democracias occidentales y no someterse a los mismos ideales (o límites) morales que estas defienden.

Pero como mencione, no es mi intención decir que uno u otro camino sea bueno o malo. Ser absolutamente moral en la política no te llevará muy lejos en la política, de la misma forma que ser absolutamente pragmático no te beneficiara a futuro. Considero que el camino correcto es tener una cuota necesaria de pragmatismo que te ayude a lograr tus metas, pero que esta esté sometida bajo alguna guía moral que sea la que imponga los “límites” en tus actos. Por ejemplo, el saber cuándo y qué negociar para lograr recuperar y defender la democracia ante regímenes autoritarios, o en conversaciones diplomáticas entre naciones en conflicto, asumir que tu objetivo último es el lograr la paz sin sacrificar la democracia y la libertad. El Pragmatismo puro en naciones democráticas sólo termina creando contradicciones que tarde o temprano terminan pasando factura, ya sea en la desconfianza de tus vecinos, o en guerras y/o terrorismo de tus enemigos.