¿Por qué fallaron las secuelas de Star Wars? [Opinión]

¿Por qué fallaron las secuelas de Star Wars? [Opinión]
El siguiente artículo es el guion del video que puedes ver aquí.

Hace poco jugue LEGO Star Wars: The Skywalker Saga, el videojuego de TT Games y Warner Bros que resume como pocos, y con todo el humor de Lego, las 9 películas principales de Star Wars, por lo que fue inevitable que comparara las tres trilogías que componen la historia principal de Star Wars, especialmente la de precuelas, que es mi favorita, contra la de secuelas, que no me agrada para nada.

Lejos de querer hacer un video detallado sobre que hace mal los episodios 7, 8 y 9 de Star Wars (porque eso daría para horas de debate y no quiero alargar este video), quiero centrarme en el elemento fundamental, la base de porque, pese a sus defectos, las precuelas funcionaron y se volvieron una parte fundamental de la saga, y porque, pese a sus virtudes, las secuelas decepcionaron, y han pasado a un relativo segundo plano en años recientes, todo esto gracias al mensaje (o la falta del mismo) que tuvo cada trilogia.

LA IMPORTANCIA DE PLANEAR

Hay un elemento que considero esencial en toda buena trilogía, y es el cómo cada película que la compone sirve para transmitir una gran historia de forma coherente, una introducción, un desarrollo y un final que, en última instancia, nos transmite un mensaje que, además de divertirnos, da espacio para reflexionar y debatir su historia. 

La trilogía original, la creada por George Lucas en 1977 y que dio inicio a todo, es la clásica lucha del bien contra el mal, de los heroicos rebeldes defensores de la libertad, en contra el malvado Imperio Galáctico, con el ya clásico “viaje del héroe”, que convierte a Luke Skywalker, Leia Organa y Han Solo en los héroes de la galaxia, y que sentaría las bases sobre las que muchos blockbusters se filmarian a partir de ese momento.

Esto es así porque, en esa época, la tendencia era ver el mundo como una lucha entre el bien contra el mal, entre la libertad y la democracia occidental contra el autoritarismo del facismo en la Segunda Guerra Mundial, y luego contra la del comunismo en la Guerra Fría. Una constante lucha de buenos contra malos, donde era difícil concebir que hubiera tonos de grises. 

La de precuelas, la iniciada en 1999 con La Amenaza Fantasma, representó un intento de parte de George Lucas de contarnos una historia más compleja, con más matices, que se ajustara mejor a la realidad de una era, el mundo que entraba de lleno al siglo XXI, cegado por el optimismo occidental tras la caída de la Unión Soviética y que, posteriormente, tomaria medidas radicales para proteger su seguridad ante la creciente amenaza del terrorismo.

En una época donde el gobierno de Estados Unidos adquiere más poderes en su “Guerra contra el Terror”, donde muchos le criticaron por los excesos que se cometieron, y parecia que habia que sacrificar parte de la libertad en nombre de la seguridad, la visión de “buenos contra malos” de antaño se hizo añicos, y fue reemplazada por una donde los buenos ya no eran tan buenos, y los malos ya no eran tan malos.

Solo hay que ver Rogue One, de 2016, que sucede justo antes de la Star Wars original de 1977, donde la Alianza Rebelde, representada en la década de los 80 como el inmaculado grupo de heroicos rebeldes que solo hacían el bien, aquí es mostrada como un grupo que, pese a sus buenas intenciones de acabar con la dictadura imperial, también tienen que cometer actos de espionaje, sabotaje y asesinatos en su lucha por recuperar la democracia, quitándole brillo al heroísmo de los 80, y dotándolo del realismo de la actualidad.

Pero donde esto cobra más importancia es en las precuelas, ya que, a simple vista, puede parecer que solo es la historia de la caída de Anakin Skywalker al lado oscuro, pero en realidad es la historia de una República Galáctica centralizada en los ricos mundos del núcleo de la galaxia, que ha dejado de lado a los planetas del Borde Exterior, que se sienten discriminados, que ha caído en la corrupción, el exceso de burocracia y el proteger sus intereses políticos egoístas, o a las ricas corporaciones, en vez de actuar por el bien común, y que es protegida por una Orden Jedi que, está tan acostumbrada a proteger a la República sin cuestionar, que no hace nada en contra de esta decadencia, confundiendo el proteger el equilibrio de la Fuerza y traer justicia a la galaxia, con proteger los intereses de una República que saben que ya no está funcionando bien.

Todo este contexto, el worldbuilding alrededor de la historia de las precuelas, es lo que explica los dos temas más importantes de esta trilogía: como ascendió al poder Palpatine para convertirse en Emperador, y como el héroe Anakin Skywalker se convirtió en el temible Darth Vader, para que así ambos se posicionaran como los clásicos villanos que luego veremos en la trilogía original.

Y no es como yo pretenda decir que las precuelas sean grandes películas y obras maestras del cine, al contrario. Hay personajes, diálogos y momentos que pudieron contarse mejor, o que directamente son malos. Por ejemplo, solo por mencionar un fallo, jamás me gustó Hayden Christensen como Anakin, ya que siempre tiene una cara de chico malo que no le queda a un héroe, y solo me convenció cuando finalmente se volvió Darth Vader, ya que ahí dije: “finalmente puede dejar de fingir que es bueno”.

Pero pese a sus innegables defectos, el worldbuilding de las precuelas era tan sólido, transmitía un mensaje tan bien construido, y tenía tantos matices, que le dio oportunidad a Lucasfilm de desarrollarlo y expandirlo posteriormente, con libros, cómics, videojuegos y series animadas, que llenaron todos aquellos huecos que las películas, por cuestión de tiempo, no pudieron desarrollar.

The Clone Wars no sería tan buena serie como finalmente fue, sino hubiera aprovechado la trama política y bélica de las precuelas, para presentarnos la guerra en su terrible esplendor, y evidenciar el lento, pero creciente, autoritarismo de la República, los errores de los Jedi y la oscuridad latente de Anakin; Obi-Wan Kenobi no generaría tanta expectativa, sino fuera por como termino el personaje en La Venganza de los Sith, y nuestro deseo de ver como paso de eso a ser el personaje que vimos en Una Nueva Esperanza, y La Alta República no sería un evento tan interesante, sino fuera por su premisa de explicar cómo la próspera República Galáctica y la gran Orden Jedi, degeneraron en lo que vimos en las precuelas.

Aquí es donde la trilogía de secuelas, iniciada por Disney en 2015 con El Despertar de la Fuerza, falla de forma absoluta, ya que al ser hecha por dos equipos diferentes, con visiones creativas completamente distintas de Star Wars, y con poca planificación a largo plazo, impiden que la trilogía al completo tenga un mensaje coherente.

Y no es como si George Lucas hubiera sido un genio absoluto de la planificación, ya que son varios los detalles importantes de la trilogía original, que demuestran que el aplico la máxima de “como vaya viniendo vamos viendo”, como el que Darth Vader sea padre de Luke, o que Leía sea su hermana en El Retorno del Jedi, pese al beso en la boca que le dio en El Imperio Contraataca. 

Pero pese a estos detalles, las 6 primeras películas contaron con George Lucas como productor y guionista, y 4 de estas contaron con él como director, por lo que pese a algunos errores de continuidad y cambios, se mantuvo una visión, tono y continuidad consistentes a lo largo de cada trilogía, ya que una misma cabeza hizo la historia, y se aseguro que, mínimo, la idea central de cada película tuviera su respectiva consecuencia en la siguiente.

Esto no sucede en la trilogía de Disney. El Despertar de la Fuerza de J.J. Abrams es básicamente un remake disfrazado de secuela de la Star Wars original, que abandona todos los matices y temas que introdujeron las precuelas, para regresar a una historia de “buenos contra malos”, que no solo se siente demasiado similar a la película original, sino que se siente demasiado simple, y hasta estupido, comparado a lo que hicieron las precuelas.

¿Cómo se permitió la creación de la Primera Orden tras la caída del Imperio? ¿Por qué la Nueva República no los detuvo? ¿Por qué Leía no está en la Nueva República? ¿Por qué tiene que trabajar con un grupo de rebeldes mal equipado? ¿En serio la Primera Orden toma el control de toda la galaxia al destruir la capital de la Nueva República? ¿Acaso la Nueva República “Galáctica” tenía a todo su gobierno, todos sus altos mandos, todas sus flotas, todos sus ejércitos, en un solo planeta? ¿En serio todos los demás sistemas miembros de la Nueva República se dejarían dominar por la Primera Orden sin pelear tras un solo ataque? 

La trilogía de secuelas falla en darnos un mundo que, dentro de su lógica, se sienta tan coherente, realista y razonable como lo que vimos en las precuelas, ya que al repetir casi punto a punto lo hecho por la Star Wars original, la unica forma de explicar cómo la galaxia de Star Wars llegó al escenario de las secuelas, luego de haber vencido al Imperio de Palpatine y haber acabado con décadas de dictadura, es que son increiblemente estupidos e ineptos, y que la Primera Orden surgió y conquistó la galaxia “porque lo hizo un mago”.

La película hace un mínimo intento de construir su trasfondo, al decir en una frase que Leía y la Nueva República no están en buenos términos, o el discurso contra la Nueva República que da el General Hux antes de disparar la Starkiller, pero esto no son sino aderezos muy diluidos que no dicen mucho, y hay que ir a libros como Bloodline para ver una explicación a cómo llegamos al escenario de las secuelas, y aunque hace un buen trabajo, considerando el material del que parte, para dar ese realismo que mencione antes, no quita que el resumen final es “en la Nueva República son increiblemente estupidos”.

Y aun así, si la trilogía al completo hubiera mantenido este tono, aunque cobarde y nada original, al menos hubiera sido consistente y probablemente bien hecho. No en vano, pese a las similitudes de la Primera Orden con el Imperio, el Líder Supremo Snoke con el Emperador Palpatine y Kylo Ren con Darth Vader, las diferencias podrían haber llevado a algo interesante. El problema es que luego llegó Los Últimos Jedi.

Y no es porque la película de Rian Johnson sea mala, ya que él supo introducir los matices entre el bien y el mal, entre los Jedi y los Sith, entre la Primera Orden y los Rebeldes, de una forma que se sentía más simple, mejor explicada y con iguales implicaciones que en las precuelas de Star Wars, y si toda la trilogía hubiera sido dirigida por él, seguramente hubiéramos tenido una gran historia, fiel a las ideas más importantes de la saga, pero ofreciendo algo distinto a lo ya visto en las dos trilogías previas.

El problema es que él solo dirigió una película, una que era todo lo contrario a lo que quería hacer J.J. Abrams, que se quería limitar a repetir todo lo que funcionó de las películas originales, con diferencias mínimas para diferenciarlas, y se notaba desde el primer minuto los cambios abruptos, especialmente en Kylo Ren y Rey, que pese a terminar de una forma que a mi me gusto, especialmente Kylo Ren decidido a no ser mas Darth Vader y ser él quien ahora mande, era evidente que por ahí no iba la idea original de los personajes. 

Sumen esto a momentos absurdos, como la persecución en el espacio por parte de la Primera Orden, que Holdo no explique cómo salvará a los rebeldes, y el ridículo plan de Poe, Finn y Rose, y veremos que este fue el punto de inflexión de la trilogía, el que definiría el éxito o fracaso dependiendo de cómo se continuase.

Si Colin Trevorrow hubiera dirigido el episodio 9 como estaba originalmente planeado, aunque seguiria notándose la falta de planeación, probablemente hubiéramos tenido una película que hubiera continuado lo hecho por Los Últimos Jedi, de una forma que al menos se hubiera sentido consistente y satisfactoria. Pero en cambio, dado los problemas que tuvo la producción, J.J. Abrams regresó al papel de director.

Gracias a esto, El Ascenso de Skywalker terminó siendo una mezcla espantosa entre querer borrar todo lo que se consideró polémico de Los Últimos Jedi, regresar a las patadas al tono de El Despertar de la Fuerza, introducir lo que Abrams probablemente hubiera querido que fuera realmente el Episodio 8, y contar lo que debería haber sido el Episodio 9. El resultado es una mezcolanza sin sentido que no logra ninguno de sus objetivos.

Esta horrible conclusión solidifica la completa falta de un “mensaje” que una a toda la trilogía. Puedo resumir coherentemente en un párrafo los puntos clave de la trilogía de precuelas, pero no puedo hacer lo mismo con la de secuelas, ya que cada película de esta trilogía tiene intenciones, historias y hasta villanos tan diferentes, que es imposible resumir de forma que se sienta coherente.

Y no es un problema menor. Sin este mensaje, sin este worldbuilding que hizo tan grandiosa a la trilogía de precuelas, o por lo menos sencilla y coherente como lo fue la original, es difícil sacar la misma cantidad de historias que hubo alrededor de los Episodios 1, 2 y 3, ya que, con las secuelas, un tercio de ellas serían repetir ideas ya vistas en la trilogía original, otro tercio sería darle sentido a que la galaxia fuese tan tonta para repetir los mismos errores, y otro tercio simplemente no tiene espacio, ya que la trilogía de secuela sucede en solo 1 año, las dos primeras películas sucediendo inmediatamente una después de otra, lo que no da espacio suficiente para desarrollar muchas historias entre cada película, como sí sucede en las otras dos trilogías.

No es como si la trilogía de secuelas fuese todo basura, ya que tiene muchos momentos buenos que rescato, ya que en serio no quiero ser con quienes sí disfrutan la trilogía de Disney lo mismo que muchos fans de las originales fueron con quienes disfrutamos las de precuelas: odiadores profesionales que le ven pero a todo. Además, aunque no son mis favoritas, El Despertar de la Fuerza y Los Últimos Jedi cumplen con lo mínimo para ser películas de Star Wars, es sólo que El Ascenso de Skywalker es tan mala, que al recordar que todos los caminos llevan a esa película, que la trilogía al completo se me arruina.

Lo que sí diré sobre toda la trilogía es que me da lastima la forma en que finalmente se hizo. En vez de ver qué funcionó y que no en las 6 películas previas, para tratar de crear algo nuevo, Disney prácticamente tiró todo eso a la basura, tratando tan desesperadamente de imitar a la trilogía original, pero con tan poco cuidado a la continuidad entre cada película, que al final son muchos los que no quedamos contentos, ya que es una mala copia de las originales, y ridículas comparadas a las secuelas.

Lo peor es que se convierte en un mar de oportunidades perdidas. Nunca más tendremos a los actores originales de Star Wars juntos en pantalla, es difícil desarrollar historias dentro de esta trilogía, tanto por el malestar que esta genera hacia algunos fans, como por la misma historia incoherente de la trilogía, y Lucasfilm, en vez de arriesgarse a contarnos historias nuevas de la saga dentro o posterior a esta trilogía, ha preferido ir a la segura, contando historias dentro del tiempo de las dos primeras trilogías. Incluso La Alta República, con todo y que me gusta, y pese a traer novedades dentro de la saga, no es sino una variante de lo ya visto en las precuelas.

Al final, la mejor forma de resumir todo esto es una frase que vi en un video en TikTok, de alguien que decía que las precuelas eran una buena historia de Star Wars pero unas malas películas, mientras que las secuelas de Disney son unas buenas peliculas, pero no solo malas historias de Star Wars, sino de ciencia ficción en general. Y esto da pena, más cuando con Rogue One, The Mandalorian, The Bad Batch, The High Republic y muchas otras cosas más, el Lucasfilm de Disney ha demostrado que si sabe hacer buenas historias de Star Wars.