Venezuela y las «Teorías de Conspiración»
Desde que si un dirigente de oposición se «vendió», o que «X» evento es un plan del gobierno para ganar poder, en Venezuela tenemos de todo. Pero debemos preguntarnos, ¿cuánto de esto es cierto?.
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Este 27 de junio sucedió un evento inusual en Caracas, incluso en medio del convulsionado ambiente político que vivimos. El inspector Oscar Perez, del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), robo un helicóptero del organismo y voló sobre el Palacio de Miraflores (sede de la presidencia) y la sede del Tribunal Supremo de Justicia, atacando este último con granadas, para, posteriormente, lanzar un mensaje en redes sociales en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Todo un hecho inaudito, incluso en medio de estas protestas que vive el país, que generó alarma en el gobierno, pero que ha llevado a muchos a decir «es una mentira», «es un plan del gobierno», «es un engaño», llegando por redes sociales y mensajes de voz de WhatsApp, las mil y un «explicaciones reales» de lo que pasó.
La idea de que creamos en teorias de conspiracion no es inaudito ni exclusivo del venezolano, sino algo muy propio del ser humano. Por ejemplo, en EE.UU., más de la mitad de los estadounidenses pone en duda el consenso científico sobre que el ser humano causa el cambio climático, y algunas encuestas indican que hasta 36% cree que el propio gobierno de EE.UU. causó los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 para tener una excusa para invadir Afganistán e Irak, sin olvidar los eternos favoritos de que el ser humano no llegó a la luna, o las teorías sobre el asesinato de John F. Kennedy.
Es natural que el ser humano tienda a creer que todo lo que sucede a su alrededor tiene una explicacion, que hay fuerzas, grupos o personas tras bambalinas manipulando todo para que las cosas sucedan según sus designios, aun si eso implica en ignorar detalles confusos, con poca o ninguna prueba sólida, y llena de contradicciones. El ser humano necesita explicaciones, no soportamos vivir sin tener una idea clara de que sucede a nuestro alrededor, y si tenemos que crearlas nosotros mismos, lo haremos, aun si eso implica encontrar patrones donde no los hay.
Pero, ¿quienes son los que creen en estas teorías?. Aunque la primera imagen que tenemos es el del loco con sombrero de aluminio, la realidad es que quienes creen en estas ideas son de una muy diversidad categoría de raza, edad, género, ingreso, nivel educativo y filiación política (aunque este último puede afectar el contenido de las teorías). Sin embargo, la educación puede influir en nuestra creencia, o no, en las conspiraciones. Según un estudio de Joseph E. Uscinsky y Joseph M. Parent en su libro American Conspiracy Theories, en Estados Unidos, un 42% de las personas que no terminaron sus estudios de secundaria creen en conspiraciones, frente a 23% de quienes tienen estudios de postgrado.
Otros factores a considerar sobre quienes creeran en conspiraciones los tenemos del profesor Viren Swami, que en un estudio de la Universidad Anglia Ruskin, indicó que una personas es más propensa a creer en conspiraciones si ha experimentado estrés en los últimos 6 meses, incrementando la tendencia a pensar de forma poco analitica. El mismo profesor, pero en la Universidad de Westminster, también asocia la creencia en conspiraciones con el «cinismo político», o la propensión de alejarse del pensamiento común y a cuestionar el orden establecido.
Un último factor surge en tener un alto grado de paranoia, que lleve a tener un bajo nivel de confianza y a la idea de no tener control de las cosas. Mientras menos control poseas, más creerás que alguien tras el escenario está manipulando los eventos. Tampoco debemos olvidar la tendencia, normal en el ser humano, a buscar una causa para todo, ignorando la posibilidad del azar o la simple casualidad tras los eventos. Estas ideas, a mi parecer, son lo que explican las teorías de conspiración sobre hechos como el ataque a Pearl Harbour o el 11 de septiembre: es preferible, para el estadounidense promedio, creer que su propio gobierno se dejó atacar o se atacó a sí mismo, antes que aceptar que otro un país, o grupo, al que consideraban débil, los pudo atacar.
¿Que implica todo esto para Venezuela?
Estos aspectos sirven para entender el porqué surgen las teorías de conspiración, pero la Venezuela actual es un caso especial, dado que la polarización política, la crisis y la censura han creado un caldo de cultivo para que, sumado a lo ya señalado, surjan toda clase de teorías conspirativas. En esta parte señalaremos algunos de los aspectos que consideramos relevantes en nuestro caso para el surgimiento de estas teorías:
Lo primero: existe una falta de información y desconfianza de la ciudadanía hacia sus autoridades. Por un lado, tenemos una sociedad (y por ende, unas autoridades) que no están acostumbradas a la transparencia ni a rendir cuentas, que hace difícil obtener datos e información que en otros países sería de fácil acceso, mas aún cuando el gobierno se niega a revelar cualquier dato que demostraría la gravedad de la situación nacional. Por el otro, nuestra sociedad desconfía por completo de sus autoridades, ya sea por considerarlas corruptas, o porque no comparte su ideología política. Por ejemplo, no importa si un miembro del gobierno perteneciente al chavismo tenga la razón en algún punto o tema (que puede llegar a pasar), si el ciudadano es opositor, tenderá a no creer nada de lo que diga, o, por lo menos, sospechara de él (lo mismo si la autoridad es proviene de algún partido opositor y el ciudadano es chavista).
Segundo: la sobreestimación o subestimación. Casi 20 años de un gobierno hegemónico, que ha logrado un enorme control sobre el país, y una oposición que todavia no ha logrado desplazarlos y formar un nuevo gobierno, ha hecho que la población sobreestime que tan poderoso es el gobierno de Nicolás Maduro y a subestimar que tan débil o ineptos son los opositores de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Tras cada acto aparentemente adverso para Nicolás Maduro y su grupo, como el nuevo discurso crítico al gobierno de la Fiscal Luisa Ortega Diaz (que demuestra no todo el chavismo apoya a Nicolás Maduro) o el helicóptero del CICPC del pasado 27 de junio (que pudiera demostrar que en las Fuerzas de Seguridad o incluso las Fuerzas Armadas, hay un quiebre), siempre saldrá una persona acusando de que es una mentira, hablando como si en el gobierno de Nicolás Maduro existiese una especie de Frank Underwood chavista, absolutamente brillante, que sabe que mentiras y engaños decir para ganar poder y control; al mismo tiempo, cada acto de la MUD es visto por muchos como un acto de una montaña de incompetentes, cobardes o traidores, que se niega ir de una vez a tumbar al gobierno, solo porque sus actos no avanzan a la velocidad deseada, o porque la realidad se niega a ajustarse a sus deseos.
En tercer lugar, tenemos la censura. Al ya de por sí poco apego venezolano a la transparencia y a rendir cuentas claras, se le suma el que vivimos en un gobierno que ha impuesto un discurso oficial que incentiva la censura de los medios de comunicación tradicionales. El venezolano de a pie ve como el país vive una espantosa crisis, pero como en los canales públicos del gobierno se ignora la realidad y hasta se habla de un país de maravillas que solo existe en los sueños del chavismo, o en los canales privados que apenas si se toca cualquier tema que pueda molestar al gobierno. Esto ha llevado a las personas a buscar noticias en el único medio que queda libre: las redes sociales, que aunque han ayudado a superar la censura y mostrar la realidad que el gobierno quiere negar, también permite que las noticias falsas y medias verdades surjan, generando desinformación y confusión en la población.
¿Que podemos concluir?
En Venezuela, la situación se presta para que, dada la falta de información por la censura, y el deseo de darle una explicacion racional al desastre que vivimos y vemos todos los días, terminen surgiendo toda clases de teorías de conspiración, que hacen que veamos como imposible que algo adverso le suceda a un gobierno que nos acostumbramos a ver como el todopoderoso al que nadie le gana y a una oposición que todo lo que haga esta mal. Pero la realidad es que ni gobierno es todopoderoso y si es posible que le sucedan que le perjudiquen, y el que la oposición organizada en la MUD no haga algo tal cual quisiéramos no es igual a que sus dirigentes son unos inútiles, sino que sus la información que poseen, sus estrategias y visión son distintas a las nuestras.
No es cuestión de que simplemente aceptemos todo la información oficial que recibimos como verdades absolutas e incuestionables. Como ciudadanos, necesitamos cierto grado de escepticismo y crítica, que nos de la habilidad de verificar y comprobar qué tan razonables o ciertos son las informaciones que recibimos de las autoridades. Pero la clave está en que no debemos actuar con paranoia, criticando por criticar o ver cosas donde no las hay.
Asumir como ciertas las teorías de conspiración surgidas de quien sabe donde, dejando que nuestros deseos de que la realidad sea como queremos nos impida ver la realidad tal como es (por mas desagradable que sea), ignorando las contradicción o fallas que estas supuestas «noticias que llegan de las redes sociales, solo genera desinformación y paranoia en la población, que en la Venezuela actual, censurada y con poco acceso a información veraz, solo termina perjudicando mas que beneficiando. Debemos es mantener un sano escepticismo ante lo recibimos, analizar las noticias con calma y cordura, y verificar con fuentes confiables, y nuestros propios conocimientos, los eventos y noticias que surgen a nuestro alrededor, no dejarnos llevar por conspiraciones que solo alimentan nuestros deseos y prejuicios mas salvajes.
Fuentes Consultadas: