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Ghost In The Shell: Una buena película sin alma

Imagen Destacada de Ghost in the Shell

Analizamos uno de los tantos intentos de Hollywood de adaptar un gran clásico del anime japones como Ghost in the Shell a la gran pantalla.

Hablar de Ghost in the Shell es hablar de uno de las historias más influyentes de Japón, desde el manga creado por Masamune Shirow en 1989, la famosa película de 1995 dirigida por Mamoru Oshii (director de Patlabor, uno de mis animes favoritos), hasta la famosa serie anime de Ghost in the Shell: Stand Alone Complex de 2002, solo por mencionar las mas famosas. Su impacto en el genero cyberpunk ha sido tan grande, que muchas películas y videojuegos de este género, con Matrix a la cabeza, se han inspirado en sus ideas, filosofía y forma de representar la evolución humana basada en la tecnología.

Por esto, las expectativas que se crearon cuando Paramount y DreamWorks anunciaron el desarrollo de una película de Ghost in the Shell, fueron bastantes altas. No solo por que era una de las obras más importantes del género cyberpunk (con excepción de Blade Runner) y de Japón en general, sino por el mal historial de adaptaciones de películas basadas en animes. Por esto, hoy analizaremos la película estrenada en 2017, dirigida por Rupert Sanders (director de Blancanieves y la leyenda del cazador), protagonizada por Scarlett Johansson, y conocida en Latinoamérica como “Ghost in the Shell: Vigilante del futuro” y en España como “Ghost in the Shell: El alma de la máquina”.

Aviso que a continuación habrá algunos spoilers, tanto de esta película como la de 1995.

Simplificando una obra maestra

Lo primero que hay que destacar es que Ghost in the Shell no busca ser una simple copia de la famosa película de 1995 del mismo nombre, al grado en que el propio Mamoru Oshii, director de esta, les recomendó que no se limitaran por esta versión. En cambio, aunque la película usa como molde a la versión de 1995, al grado de recrear fielmente 4 de los momentos más icónicos de esta, la película también toma como inspiración algunas ideas de la serie de televisión Stand Alone Complex.

Lo segundo importante es que no podemos olvidar que esta es una película con un presupuesto de 110 millones de dólares, por lo que su principal interés es que pueda ser comprendido por la mayoría del público. Esto hace que en la hora y 48 minutos (créditos incluidos) que dura la película se simplifique la trama de la película, al menos si lo comparamos con la película anime de 1995, y se le de un enfoque completamente diferente, algo que afecta bastante el resultado final, por lo que antes de hablar de hablar de la película de 2017, hablaremos de la que actúa como inspiración.

La película de 1995 se centra en el debate existencial de la Mayor Motoko Kusanagi, la líder del equipo de asalto de la sección 9, una unidad antiterrorista y de delitos informáticos de Japón, y que es una cyborg de cuerpo completo, por lo que fuera de su cerebro orgánico, el resto de su cuerpo es una construcción artificial con habilidades mejoradas. Esto le lleva a tener dudas sobre su propia existencia, sobre si es realmente un ser humano o una máquina, ya que no se siente como un ser humano real, pero tampoco como ser un ser digital.

El tanshumanismo, la evolución de la humanidad mediante la tecnología, es el gran tema que mueve la historia de Ghost in the Shell.

Del otro lado tenemos al Puppet Master, o “Titiritero”, un hacker capaz de infiltrar los cerebros con aumentos tecnológicos para cometer crímenes mediante otras personas, al punto de poder alterar por completo sus recuerdos. En la película de 1995, este resulta ser una IA creada por el gobierno japones, que termina adquiriendo conciencia de si mismo, que lucha por escapar de las limitaciones de su programa y convertirse en un ser con derechos.

La historia termina con la Mayor y el Titiritero uniéndose, convirtiéndose en un nuevo ser que mezcla la conciencia de un ser humano y una IA completamente consciente, una nueva forma de vida que integro lo orgánico y lo tecnológico, y que puede vivir con su conciencia navegando en el Internet. Una nueva evolución del ser humano gracias a la tecnología.

Frente a esta historia con una gran carga filosófica, tenemos a Ghost in the Shell: Stand Alone Complex que se centró más en tramas policiacas, donde los crímenes de una era altamente digital y tecnológica se mezclan con conspiraciones políticas y corrupción empresarial. Aunque Ghost in the Shell en general jamás ha detallado el contexto completo de su mundo, es tan rico en detalles en la forma en que la tecnología y la digitalización afecta a la condición humana, la política, a las empresas y la forma de cometer crímenes, que cualquier episodio de Stand Alone Complex lo sientes como la representación de un mundo real, complejo y vivo.

El gran reto de la película fue el mezclar estas dos formas de ver Ghost in the Shell, por lo que se cambió el enfoque de la historia, de uno centrado en ese debate existencial de una persona que no sabe si es una máquina, y que usa a la Mayor para hablarnos de esas dudas y su posible resultado, a una historia centrada específicamente en la Mayor y su origen (algo de lo que hablaremos mas adelante).

Por el otro lado, se perdió la compleja trama policiaca, se eliminó la trama política (sin duda para no generar polémicas en ningún país), y el gran villano de turno se reduce a una empresa que hace experimentos en humanos porque el ejecutivo de turno es malo. Es evidente desde el minuto uno que Hanka Robotics, creadores del cuerpo cyborg de la Mayor, es la empresa mala de turno, que su prototipo de presidente genérico es el tipo malo desde el comienzo solo porque si, al grado que ni siquiera dicen que sea malo por las ganancias o el poder, y que el supuesto “villano” de la historia, Kuze, no es lo que parece. En este sentido esto es lo peor de la película, ya que la motivación de la trama, el villano que parece villano, pero no lo es, y la empresa corrupta y criminal, es un cliché visto en multitud de películas.

En cuanto a Kuze, el “villano” de Ghost in the Shell, en teoría es una mezcla del Titiritero de la película de 1995, y el Kuze de la segunda temporada de Stand Alone Complex. El problema es que, en el proceso de mezclar y simplificar a estos dos personajes, se perdió el mensaje de fondo que estos dos tenían. El primero era una IA que había avanzado tanto que adquirió conciencia de si misma, y buscaba era su preservación y evolucionar a una forma de vida completa, mientras que el segundo era una especie de líder para los refugiados que vivían en Japón tras una serie de guerras y que, en su lucha contra la discriminación y opresión que sufrían de manos del gobierno, busco digitalizarlos para que estos pudieran vivir en un mundo libre del sufrimiento.

El «villano» de Ghost in the Shell es una mezcla del «Titiritero» de la película de 1995, y Kuze, de Stand Alone Complex.

Ambos personajes aportan una gran historia y trasfondo, el titiritero de los posibles alcances de una IA consciente de sí misma y su impacto en el futuro de la raza humana, y el segundo, una nada sutil critica a los problemas raciales, políticos y sociales que sufren los inmigrantes y refugiados en Asia, donde el racismo es algo bastante presente, especialmente Japón, que no por nada tiene duras leyes contra la inmigración y cuenta con una población con muy poco mestizaje.

El Kuze del Ghost in the Shell de 2017, en cambio, es solo una víctima de Hanka Robotics que quiere vengarse por haberlo usado como conejillo de indias para los experimentos que llevaron a la creación de la Mayor, y que, al conocerla, siente alguna especie de conexión. Es simple, esta bien narrado y funciona, pero al mismo tiempo no es nada destacable o llamativo como los animes de Ghost in the Shell.

Con esto no digo que la trama de Ghost in the Shell de 2017 sea mala, al contrario. Aunque simple, creo que logro captar la esencia de la serie, con ciencia ficción y crímenes acorde a lo que podemos esperar de Ghost in the Shell. En este sentido, esto no es como Death Note de Netflix, que personalmente mantengo como el mejor ejemplo de una adaptación que tira a la basura cualquier fidelidad a la idea original. Lo malo es que, al simplificar, se elimino cualquier historia o idea que pudiera hacer único o diferente a Ghost in the Shell de 2017, reduciéndolo a una historia de ciencia ficción con temas que han sido tratados, de una u otra forma, por muchas obras mas famosas en el pasado, y que, considerando el material de origen, debió optar por arriesgarse en darle la misma profundidad a los temas que da la película de Ghost in the Shell de 1995 o Stand Alone Complex.

La Mayor ¿Mira Killian?

La Mayor es quien sufre los mayores cambios en Ghost in the Shell de 2017. Aunque la Mayor es la gran protagonista de los animes de Ghost in the Shell, normalmente la trama no está centrada totalmente en ella. En la película de 1995, ella se usa para hablar del gran debate que es el transhumanismo, de un mundo donde la tecnología ha avanzado tanto, que podemos crear un cuerpo humano artificial, donde lo único realmente humano que queda es el cerebro, nuestra conciencia, nuestra alma, y aun así ya la tecnología permite incluso manipular estos. ¿Qué es ser un humano en una era donde la tecnología puede manipular tus recuerdos y convertirse en otra persona?

Otro rasgo de la mayor es que jamás se detalla su historia. Si, se da a entender, especialmente en Stand Alone Complex o Arise, que ella es una persona que sufrió un accidente cuando era una niña, y que esto la llevo a tener un cuerpo cyborg completo casi desde que tiene uso de razón, y que eso la llevo a no desarrollar realmente lo que es tener un cuerpo orgánico. Pero esto sirve mas para darle un contexto a su personaje, y realmente nunca fue el centro de la historia.

Ghost in the Shell de 2017, para simplificar la historia y hacerla mas compresible, cambio el eje de la historia, haciendo que la Mayor sea una cyborg desarrollada por Hanka Robotics que perdió sus recuerdos, que mezclado con su cuerpo completamente cyborg, hace que ella sienta que es más una máquina que una persona. De esta forma, la historia se centra en su lucha por descubrir su pasado y su relación con Kuze, dejando a partir de cierto punto en segundo plano el debate sobre el transhumanismo de la película anime de 1995.  

Ghost in the Shell se centra menos en el debate existencial causado por la tecnología, y mas en el origen de la Mayor.

Es que incluso se nos presenta a las “madres” de la Mayor: su madre orgánica quien le dio a luz, y a la Doctora Ouélet, quien creo su cuerpo cyborg. Esta le da una conexión maternal a la Mayor que nunca había sido explorado en las historias previas de Ghost in the Shell.

Esta película también nos da una Mayor sutilmente diferente en su personalidad. La de la película de 1995 es una persona con una personalidad fría, distante y que rara vez manifiesta alguna emoción o conexión con alguna persona, lo que refuerza totalmente sus preocupaciones sobre si es una maquina o una persona. La Mayor de la película de 2017 es una persona que, aunque tiene ese debate existencial, es más expresiva, con más emociones, y capaz de conectar mejor con las personas, además de estar más decida a encontrar su pasado que en la duda de si es una maquina o no.

Un cambio nada sutil de su personalidad lo vemos en los compases finales de la película, donde se nota los diferentes enfoques hacia los personajes entre Japón y Occidente. En la película de 1995 la Mayor decide transcender su condición humana, mezclarse con la IA del Titiritero, y convertirse en una nueva forma de vida, mientras que, en la película de 2017, ella rechaza el mezclarse con Kuze, quien anteriormente fue compañero y amigo de la Mayor antes de ser cyborgs, y prefiere conservar su humanidad. Es otro cambio sutil pero que cambia por completo el final de la historia a uno más cliché y típico de cualquier historia echa en occidente.

Pero el cambio más evidente es su raza. La mayor Motoko Kusanagi siempre se nos ha presentado como una japonesa que vive en un Japón del futuro, con la historia, cultura y tradiciones propias del país del sol naciente, mientras que la película de 2017 nos dice que ella era una joven que huyo de su casa, que Hanka Robotics la secuestro, borro sus recuerdos, implanto su cerebro en un cuerpo cyborg, y la convirtió en la mayor Mira Killian. Es un cambio de raza del personaje que genero mucha polémica en su momento, pero que personalmente puedo aceptar solo por el contexto de la historia, donde la tecnología permite el cambiar cuerpos como si fuera ropa, y que da una justificación bastante buena, dentro de la historia, de porque una occidental se llama al final Motoko Kusanagi.

El poder cambiar cuerpos en Ghost in the Shell justifica bien el cambio de raza de la Mayor, pero se pierde la oportunidad de desarrollar una trama interesante.

Lo que si siento es que fue una oportunidad desperdiciada para mostrar el conflicto de la mayor, al ver que ahora estaba en un cuerpo completamente extraño y diferente al suyo, al que su mente y recuerdos asocian como suyo y de nadie más. El mejor ejemplo de esto lo podemos ver en Altered Carbon de Netflix, donde el personaje de Takeshi Kovacs muestra su conflicto al haber cambiado de cuerpo a uno que no siente como suyo, y que nos muestra muy bien como lo que nos hace “nosotros” no se limita solo a nuestro cuerpo, sino por nuestra conciencia, por nuestra mente, por nuestra capacidad de dudar sobre nuestra propia existencia.

La película de Ghost in the Shell de 2017 logro hacer una adaptación bastante buena de la mayor, que viene acompañado de la excelente actuación de Scarlett Johansson, que sabe meterse bien en el papel pero que, como mucho en esta película, la simplificación de su trama llevo a perder las ideas que hacen diferente a Ghost in the Shell, y que normalmente el personaje de la mayor representa tan bien, y convierten a esta película en una llena de ideas y clichés ya vistas en otras del mismo género, y en ocasiones mejor exploradas.

La sección 9

Uno de los elementos característicos de Ghost in the Shell es la sección 9, la unidad antiterrorista de fuerzas especiales del gobierno japones, centrada en la lucha contra delitos cibernéticos en auge en una era altamente tecnificada y con cyborgs mejorados, y jamás faltan en ninguna obra de Ghost in the Shell.

En este sentido, siento que la película de 2017 los trata mas como la película de 1995: existen y ayudan en la historia, pero esta esta claramente centrada en la Mayor y Batou.

Batou, interpretado por Pilou Asbæk, es quien mas destaca en este grupo. El personaje esta inspirado en las versiones que vimos tanto en la película de 1995 como en Stand Alone Complex, por lo que tenemos a un experto soldado de fuerzas especiales, frio y capaz de matar a sangre fría cuando se debe, pero que en otras es el fiel compañero de la Mayor, teniendo una dinámica con ella bastante buena.

A esto le sigue el Daisuke Aramaki, jefe de la sección 9, interpretado por Takeshi Kitano. Aunque considero que no se logra mantener la misma presencia y autoridad que el personaje inspira en los animes, creo que Kitano hizo un buen trabajo, no obstante, sale tan poco en la película, que realmente nunca tiene oportunidad de destacar con su personaje. Algo que me llama la atención es lo extraño que es que este sea el único personaje que habla japones en un escuadrón donde hablan todos inglés, algo que jamás es explicado o justificado (algo fácil en un mundo tan digital), y que no le veo mayor sentido fuera del fanservice de tener un actor japón famoso y que estoy seguro no sabe nada de inglés.

Fuera del personaje de Batou y el Aramaki, el resto de la sección 9 son personajes secundarios que solo el fan del anime/manga podrá reconocer.

Del resto de la sección 9, fuera de personajes como Ishikawa (un personaje japones que por alguna razón es interpretado por Lasarus Ratuere, nacido en Australia), Togusa (el único miembro sin apenas mejoras cibernéticas), y Saito (el experto francotirador que solo mencionan una vez), el resto de miembros del equipo apenas sale en pantalla y, que recuerde jamás, dicen sus nombres, al grado que tuve que ver los extras de la película para enterarme que el personaje interpretado por Danusia Samal, creada específicamente para esta película, se llamaba Ladriya.

Todo esto sin mencionar que a la sección 9 de la película de 2017 se le da una diversidad que la historia original no existe. Como se ha dicho antes, esta es una saga ambientada en Japón, sus personajes son japoneses, y representan valores y problemas propios de Japón. La película, en cambio, le da un multiculturalismo que no tiene la obra original, haciendo que actores occidentales interpreten personajes con nombre japoneses, algo que se nota especialmente en Ishikawa, un personaje japones interpretado por Lazarus Ratuere, un actor australiano y de color.

La sección 9 esta para dar trasfondo a la historia de la Mayor, la gran protagonista de la película, y de Batou, su fiel compañero. El resto de la sección 9 apenas califican como personajes de reparto o extras que apenas si tienen importancia, y que fuera de ser un añadido para los fans de Ghost in the Shell, apenas aportan nada a la trama.

Recreando el mundo de Ghost in the Shell

La ciudad de Ghost in the Shell se siente como una mezcla entre la decadencia de un mundo desigual, y el espectáculo de un mundo futurista.

Uno de los grandes aciertos del Ghost in the Shell de 2017 es la recreación de su mundo. Aunque tanto la película de 1995, y más especialmente Stand Alone Complex, se entendía que la ciudad en que se desarrollaba la saga estaba en Japón, la realidad es que jamás se dio prioridad a dar la ubicación exacta de esta ciudad, algo que se conversa en la película de 2017 y que le da la oportunidad de darle su propio toque.

Un ligero cambio que se percibe es en cuanto a su población. Como mencione, en los animes es evidente que la ciudad es eminente asiática, algo natural considerando lo cerrado que es Japón a la migración, y en Stand Alone Complex incluso sirve para darle trasfondo a varias historias donde se habla del problema de refugiados huyendo de países devastados por la guerra, o como se desarrolla en un ambiente social y cultural propio del país del sol naciente. La película de 2017, en cambio, busca mostrar un futuro mas multicultural, donde personas de todas las razas y sexos viven sin mayores conflictos en una ciudad que, aunque llena de referencias asiáticas, tiene una población muy diversa. Hay una escena en un bar Yakuza, con mafiosos asiáticos y latinoamericanos, con clientes transexuales, todos conviviendo sin mayores contratiempos que demuestran muy bien este punto.

Pero eso no quita que sigue siendo una ciudad asiática, con un diseño inspirado en Hong Kong que nos trae una ciudad que a lo lejos se ve futurista con sus rascacielos, con calle apretujadas llenas de personas y de luces de neón y publicidad con hologramas, y grandes edificios de apartamentos descuidados.

Pero lo que mas me gusta es que el diseño de su ciudad se siente como un futuro construido realmente a partir de un pasado. Un error de muchas series de ciencia ficción es construir ciudades futuristas que no tienen relación alguna con nuestro presente, como si hubieran sido construidas de la nada, cuando la realidad es que una ciudad se crea a partir de lo que generaciones previas de personas han hecho. Ghost in the Shell nos da una ciudad que, aunque futurista, también se siente decadente, con calles y edificios que, pese a sus luces y hologramas, se ven viejos y desgastados.

La ciudad se nos presenta como una realista, con sus partes impresionantes por la tecnología, y otras pobres y abandonadas por la desigualdad.

En conclusión

Ghost in the Shell de 2017 es una película que busco adaptar una famosa historia de ciencia ficción del anime y manga japones, aspirando que el gran publico pudiera disfrutar de sus personajes e historia. Y aunque lograron ser fieles a las ideas de esta franquicia, dándonos una obra que podemos decir se siente como parte de Ghost in the Shell, lo hizo convirtiéndole en una historia genérica de ciencia ficción, que no se diferencia de otras similares como Blade Runner u obras posteriores como Altered Carbon, que de hecho expuso mejores temas del transhumanismo.

Lo que mejor define a esta película es que, para el gran público, no tiene nada nuevo que aportar fuera de escenas de acción con mucho CGI y Scarlett Johansson, y para un publico de nicho mas fanático del genero cyberpunk, no ofrece nada nuevo que lo haga destacar.

La película termina siendo buena a secas, llena de referencias y momentos que el fan de Ghost in the Shell reconocerá y disfrutará, y que, pese a todo, logro ser una adaptación que capto la esencia de la saga bastante bien. No es una catástrofe de adaptación como Dragon Ball Evolution o Death Note de Netflix, cuyo parecido a sus obras originales no pasa del nombre, teniendo una historia de ciencia ficción bien narrada y que se disfruta, pero que palidece ante lo logrado por la película de 1995.

Ghost in the Shell, de 2017, es una buena película que palidece en argumento frente a la película anime de 1995.

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